Lo que cantaba el bardo

Miguel Ildefonso

A veces duermo en las calles ásperas y húmedas
luego de beber el licor del cemento y la saliva del cuervo
en una sombra flamígera me siento luego de ser golpeado
dulcemente por las olas turbias del viento
arranco la yerba del estío silenciando los arpegios
de la soledad y los deseos mugientes que resuenan

A veces duermo bajo las ventanas lóbregas sin fin
entre la volátil ondulación del silencio que se yergue
cuento mis pesadas monedas y las guardo en mi bolsa
con un nudo indescifrable
luego cuento las estrellas o sólo contemplo el fulgurar
infinito bajo el acopio ígneo de los cielos sepultados

A veces también duermo desplegando las alas del deseo
mientras se eleva la luna entumecida y aturdida
me tiendo lentamente sobre el desierto de los cuerpos
fantasmales o sobre tibios cartones
y mientras trato de recordar alguna oración
me quedo dormido